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Amanecía el día camino del Palmar, donde el sol tímidamente salía reflejándose en las salinas, pintando un color mágico y dándole los buenos días a un día súper bonito y lleno de emociones.

Era el día de ellas, ROCIO Y CRISTINA, dos personas locamente enamoradas la una de la otra, donde su amor es tan intenso y real que solo le basta estar cerca para darse esa paz, esa tranquilidad como hacen cada día de sus vidas.

Pero aquella mañana era todo distinto, volvían a ser niñas, rodeadas de sus familiares correspondientes, las separaban simplemente un jardín y estoy seguro que para ellas era un muro de piedra y hormigón.

Yo sabia prácticamente todo lo que iba a ocurrir o todo lo preparado, era libre en aquel lugar de las cabañas y como siempre digo soy un privilegiado, ya que soy parte de la boda pero a la vez ajeno y eso te da ciertos privilegios, como poder ver los trajes antes que su propia pareja y ver y sentir los propios sentimientos.

Ya estaba todo listo, era el momento de irse, pero hubo un momento mágico y lleno de misterio, amor, nervios…
Ellas iban tapadas hasta el inicio de la ceremonia pero no podía perder la oportunidad de hacer la foto que habéis visto, un firt look, diferente y más emotivo. Recuerdo su hola entre risas y nervios una frente a otra sin verse, vivirlo en propia persona tuvo que ser muy emocionante, no creéis?.

En la playa y todo listo llegaban a las coordenadas establecidas donde toda la gente esperaba con gran expectativa.

He de reconocer que cuando vi al padrino con su traje de lino, sus gafas y sombrero me gano ya toda la boda, no podía ir más acorde con el entorno y momento y la madrina también muy guapa y elegante.

Comenzó la ceremonia y al observar todo como fotógrafo, ves momentos y situaciones que lógicamente documentas, recuerdo a uno de los sobrinos dormido en dos sillas, recordando mi infancia cuando salía con mis padres y me dormían, como a ti y lo sabes…

Llegó la parte más emotiva de la ceremonia y no me refiero a los anillos, sino a las pequeñas pero grandísimas palabras de los familiares y amigos.

La hermana nos hizo, si nos hizo por que yo me emocione, he de reconocerlo, cuando hablada de su cuñada, momentos con la piel de gallina fue ahí cuando pensé, por esto hago fotografía de bodas.

Sus amigas tenían que dar el toque más loco en el discurso, era el momento, recuerdo una amiga que iba con un vestido de corte clásico pero su speech, fue con una canción dándole ese punto divertido y rompiendo tu papel clásico, me gustó.

Tras un VIVAN LAS NOVIAS!!, volvían a pasar por el pasillo entre la arena y sus familiares y amigos en una nube de arroz y pétalos.
Yo sabia que al final del pasillo iba haber tres personas que cantaron por carnaval y que no se esperaba, dándole ese toque de pellizco por Cádiz por si no fuera poco.

Llegó el momento de relajarse, tomar los entrantes y beber una cerveza fresquita, a pesar de ser septiembre aún hacia algo de calor.
La gente disfrutaba del momento, yo captando a todos, momentos de fotos de móvil y de gente guapa y elegante.

Llegó el baile no si antes quitarse los zapatos y ponerse las convers con su punto y color arcoiris.
Ese baile chicas estaba demasiado preparado erais profesionales carajo, pobre vecina la de abajo de vuestro piso…, deseando que os casarais ya.

Cuando estaba comiendo pensaba que bonito va a ser el atardecer y que fiestón me espera y así fue.

Sin duda llevar a tu boda el grupo Malamanera es acierto seguro, solo en la primera canción la gente se vino arriba y las novias ni os cuento, yo me vi allí en medio documentando todo y os aseguro que se me puso la piel de gallina, ya os digo entraba y me salía de la acción porque entre las ganas de fiesta que tengo y que ya casi el trabajo acabado, era dejarse llevar o relajar, opte por lo segundo, que fiestón.

Mi trabajo acababa aquí contento y cansado pero sobre todo con el alma tranquila que lo había dado todo y que seguro que cuando vean el trabajo les gustara y volverán a revivir el día de su boda.

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